viernes, 5 de junio de 2015

Muy pronto

Muy pronto, hermano, cuando pisemos tierra firme, todo dejará de ser un sueño para convertirse en realidad. Diré a padre, que el sudor de su frente ya no quedará en vano. Sus manos agrietadas y castigadas por el duro trabajo, serán curadas gracias a la medicina que le proporcionará el saber, que por fin somos libres y felices. Le diré, que es verdad cuando nos decían, que aquí no existen las desigualdades ni los hacinamientos. Que el trabajo no es obligación ni necesidad, sino que forma parte de la vida normal del ciudadano, y que es gratificado y pagado como merece. 

Cuando sepa que vivimos felices, olvidará sus miedos y angustias por tener que alimentarnos  y proteger de nosotros diariamente. Vivirá con la certeza, que su lucha por cuidarnos tuvo su recompensa con nuestra dicha. Porque le diré, que cuando lleguemos a esa tierra de la que todos hablan, todo era como nos contaban. Le diré, que es cierto que comer diariamente y dormir bajo techo, es un derecho, y no un capricho de nadie ni privilegio de algunos. Podré decirle, que sus dos hijos crecen con un porvenir, y no carecen de futuro. Porque vivir sin futuro, no debería ocurrirle a nadie. Padre será feliz cuando escuche todo eso que le cuente.

Y muy pronto, hermano, cuando pisemos tierra, tocaremos nuestros sueños con las manos y pisaremos nuestro destino con los pies. Diré a madre, que sus lágrimas ya no saldrán de sus ojos, ni tan siquiera a escondidas. Que sus noches serán apacibles y aletargadas, no tendrá más preocupaciones por nosotros, que les quiten el sueño. Y le diré, que es verdad cuando decían, que aquí el amor y la paz inundan las vidas de las personas. Que los odios no existen, y que tenemos el respeto que siempre merecimos.

Cuando madre sepa todo esto, volverá la sonrisa a su cara. El color de sus ojos aparecerá de nuevo, y ni tú ni yo, querido hermano, padeceremos más por vivir con esta pena cada día por ver a madre así. Porque le diré, que su sufrimiento acabó, su hora de ser feliz ha llegado, y todas las noticias que le mande, serán escritas con letras del color de la felicidad. Solo por el hecho de saber que estará feliz con nuestra fortuna, merecerá la pena cuanto estamos padeciendo para conseguir nuestros sueños.

Y muy pronto, allá donde estemos, les diré que ya no encontraremos más regímenes políticos corruptos que condicionen nuestra forma de vivir. Ya no seremos explotados ni humillados por nadie. No seremos desgraciados por haber nacido en algún país de África, ni por tener un color de piel que nos señale y discrimine. Porque si nadie lucha por nosotros, será porque aquí nuestra vida vale poco, e iremos allá donde tenga el valor que merece, que aunque no sé cual es, si sé que no es la que tenemos. Y a buen seguro que nuestra vida nunca más quedará en el olvido.

Quizás tenga que decirle, que aunque el mar es más largo y peligroso de lo que pensamos, es cierto cuando nos contaban, que aquí cabemos todos. Que aunque todos los que aquí estamos perseguimos lo mismo, seguro que en esa tierra de la que tanto nos hablan, todos podremos cumplir nuestros sueños. Y que aunque estamos pasando mucho miedo, nuestro valor es suficiente para aferrarnos a la vida. 

Porque pronto, muy pronto, cuando les cuente todo eso, podrán perdonarnos por marcharnos sin despedirnos. Porque seguro que entienden, que a pesar que nos advertían que nunca intentáramos cruzar el estrecho, el riesgo merecerá la pena. Y espero que puedan perdonarnos, por haberles cogido prestado el poco dinero que tenían ahorrado, para pagar al patrón que nos trae hasta aquí. Sobre todo lo entenderán, cuando sepan que podremos recompensarles con mucho más de lo que les hemos quitado. Y aunque ahora tengo mucho miedo, estoy seguro que podré cuidar de ti, como ellos lo han hecho.

Y ya verás, como muy pronto, les diré que llegamos a tierra y vivimos para contarlo. Aunque, si no fuera pronto, y si yo no pudiera contárselo, ¿podrías tú decírselo, hermano?......







Fotografías de Acnur. Agencia de la ONU para refugiados.


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