viernes, 12 de junio de 2015

Viajar a solas con la soledad

Todavía a día de hoy, hay quien confunde eso de viajar solo, con la soledad. Es más, es que aquellas personas que no han probado ambas cosas, pues son distintas, tienen mucho que aprender...sobre ellos mismos. Porque si hay situaciones que te hacen francamente fuerte y te dan la oportunidad de conocerte a ti mismo, es precisamente con la soledad. Se presenta ante ti, vestida para la ocasión, con un carácter y personalidad envidiables, una fuerza poco común y a veces sobrenatural. Pero quien consigue llevarse bien con ella, siempre acaba buscándola. Respetada, distinguida, educada y a veces posesiva. Pero en la mayoría de las ocasiones suele ser efímera, pues nunca viene para quedarse. Y es que cuando la soledad es buscada, a veces llega a atraparte.

Pero muy distinto es viajar solo o sola, a llegar a estarlo. Aunque, en cierto modo, la soledad puede acompañarte y puede llegar a disfrutar tanto como tú de ese viaje. Son muchas las ocasiones en las que he viajado solo, y no me cansaré nunca de recomendarlo. Y es que, esa extraña sensación de conocer a alguien que también lo ha hecho, solo es entendible por pocos. Me asalta la curiosidad cuando encuentro en mi vida personas que, pudiendo tener un viaje en común con otras, decide hacerlo en soledad. Porque, aunque pueda parecer extraño, nada mejor que conocerte a ti mismo que viajando solo. Pero, si aún así, te resulta la idea poco atractiva, también puedo decirte, que no hay mejor manera de conocer a gente, que viajando de esta manera.

Nunca tu predisposición fue tan firme y apasionada. Una maleta sencilla, ligera y práctica, y que nunca estuvo tan cargada de individualismo. Solo arrastrada por tus manos, empujada por tus ganas, y envuelta con papel de regalo, con las mayores sorpresas que puedan esperarte. Incluso a veces, la aventura empieza sin apenas haber tomado el avión. Pues parece que todo el mundo detecta cuando haces un viaje solo. Y por eso no te extrañes que quieran saber porqué lo haces. Aunque la mayoría de las veces no haya un motivo para ello. Solamente porque así lo quisiste, lo necesitabas y así lo buscaste. No hay una respuesta clara en ello. Percibirás rápidamente esa persona que empieza a inquietarse, removerse y dar vueltas a tu alrededor, solo por el hecho de hablar contigo. Aunque sepa que vas solo, o quieres estar a "solas con la soledad", sabe que tendrás tiempo para ello en tu trayecto, y por eso no te importará que quiera conocerte. 

Y es que esa persona, en el fondo, necesita hacer aquello que nunca se ha atrevido a hacer, pero que en cambio, ve en ti como lo haces de manera natural y sencilla. Esa sensación que toda persona debería probar alguna vez. Tener el valor para ello, y no estoy hablando de riesgos físicos ni de situaciones de inseguridad. Y es que, enfrentarse a uno mismo, no siempre estuvo al alcance de todos. Porque aún a día de hoy, a quien piensa que se conoce en todas sus circunstancias, y seguramente es porque no ha viajado solo. Bueno, mejor dicho, es porque no ha viajado acompañado de la soledad.

Cuando eso me ocurre, no siempre paso por las mismas sensaciones. Me siento con ella, a mi lado o frente a frente, y siempre acabamos hablando de mí. De como mejorarme, de como cuidarme y mirar por mí un poco más si cabe.Y lo cierto y verdad, que no hay mejor terapia que esa. Pues cuando consigues llegar a ese punto, a ese equilibrio en el cual, tu aspecto interior y exterior llegan a compensarse plenamente, has alcanzado aquello que muchos llaman la felicidad. O bien, has llegado a tu estado de paz, como a mi me gusta llamarlo. Pues bien es sabido, que la felicidad es un momento, y vivir en paz, es eso, una manera de vivir valga aún más la redundancia. 

Pero hay quien no puede conseguir nunca eso. No se lo permiten, pues anda ocupado con cualquier cosa, menos con ocuparse de sí mismo. Y ese estado, esa perfecta armonía de vivir en paz, se magnifica cuando viajo solo. Es cuando más tiempo paso conmigo mismo, y quien ha pasado alguna vez por eso, sabe muy bien de lo que hablo. Y quien no ha llegado a vivir ese momento, seguramente no entienda una palabra de lo que digo. Pero estoy seguro que algún día lo entenderán, pues tu forma de pensar y ver las cosas va cambiando, al igual que la vida, y tú con ella. 

Y sin mucho menos menospreciar eso de compartir, pero eso de disfrutar de un atardecer en soledad, puede ser lo más romántico que llegues a vivir nunca, aún estando enamorado. Recorrer un camino sin nadie a tu lado, o dar un largo paseo por la playa, puede llegar a ser la mayor compañía de la que nunca disfrutes. Tomar una bebida en cualquier lugar perdido del mundo sin nadie a tu lado, puede llegar a tratarse de la mejor invitación que nunca te hayan hecho. Dejarte llevar por tu divinidad jamás te resultará tan sano y saludable.

O incluso charlar con cualquier desconocido, aunque surja de manera accidental, puede proporcionarte la mayor seguridad de la que nunca hayas sentido. No sentirte cuestionado ni juzgado, y sin que nadie tenga perjuicios sobre ti, pueden ser sensaciones con las que te sientas sorprendidos. Y es que cuando llegas a sentir todo eso, entonces querrás viajar de esa manera, al menos alguna vez más.

Porque aunque no lo creas, y a pesar que mis palabras puedan resultarte extrañas o un tanto chocantes, has de saber, que alguna vez en tu vida, saldrás de viaje. Será el viaje más largo y más importante que hagas. Será el viaje para encontrarte a ti mismo!!!.


Imagen libre de web.


    


No hay comentarios:

Publicar un comentario