viernes, 1 de julio de 2016

Tirar un penalti

El estadio está a rebosar, y miles de gargantas van quedando afónicas en apoyo a sus jugadores, a su equipo, con sus colores. La propia tensión de los aficionados es percibida por los futbolistas, quienes tratan de seguir manteniendo la atención en el partido, en la pelota. Los minutos pasan lentos para unos, y rápidos para los otros, en función de los intereses de cada cual en la finalización del partido. El ritmo acelerado de miles de corazones pueden acabar con el oxígeno existente en el estadio. La contienda va llegando a su fin, y si nada ocurre, uno de los equipos, por ejemplo el visitante, se llevará la victoria.

Pero rozando los minutos finales, el árbitro decreta la pena máxima en el área rival y los locales, van a tener la oportunidad de llevarse el partido. Las protestas del equipo visitante son airadas, la decepción de sus aficionados es visible, y la alegría de los que van con los locales es álgida a la espera del lanzamiento. El estadio va apagando sus voces, porque lo normal es enmudecer por unos instantes, hasta que la persona encargada de tirar el penalti, tome el balón, y se dirija hacia el punto de cal que indica los once metros de distancia hasta la portería.

Pero a partir de estos momentos, hay alguien sobre el cual va a recaer toda la responsabilidad. De él va a depender el título, la copa; el éxito de su equipo y sus aficionados. Ya ni tan siquiera va a pensar en el suyo propio. Pero debe existir ese "alguien" responsable y decidido. Tirar un penalti es algo a lo que no todo el mundo se encuentra presto a hacer. Habrá quien se esconda, quien se quite de en medio, o sencillamente, habrá quienes dejen en manos de otro su éxito (o fracaso) particular.

Así que este jugador toma la responsabilidad. Se enfrenta al portero, y debe decidir en décimas de segundos hacia qué lugar dirigir la pelota. Una gran responsabilidad, que puede llevar a que te amen o te odien en cuestión de un minuto.

El hecho de que haya ensayado esa acción mil veces, no querrá decir que llegado el momento, sepa lo que hacer. Debe ser el responsable único de lo que allí ocurra, e independientemente de todo, debe estar seguro de qué hacer. Podría ser la decisión más importante de su carrera, pero debe tomarla con determinación.

Entonces mira a la derecha, a la izquierda, fija su mirada en el portero, y patea la pelota....Después, ¿quién sabe si entrará o no?. En el fútbol todo o casi todo, es imprevisible. También en la vida; aunque aquí sí que todo lo es.

Conozco mucha gente que en su día decidieron tomar la pelota y dirigirse al punto de cal de los once metros. Pero con la gran diferencia que no jugaban ningún partido, sino que debían tomar alguna decisión y asumir responsabilidades en el "juego" de su vida. Tal vez a la derecha o a la izquierda, pero debían decidir, y con la diferencia de que aquí, fuera de cualquier partido, el árbitro toca el silbato y debes patear rápido, porque no dispones de mucho tiempo. Las decisiones importantes no deben esperar.

Admiro las personas dispuestas a coger la pelota y tirar un penalti. Nadie mejor que uno mismo, para acatar la responsabilidad que te permita elegir lo que realmente quieres. Nadie como tú, para presentarte ante los once metros y decidir qué dirección darle a la pelota. Qué dirección darle a tu vida. Ese valor que está en el interior de la conciencia, que te permite ser el único administrador de tus acciones.

Del modo contrario, también me choco a diario con gente que espera ahí, creyendo que alguien va a tomar la responsabilidad que a ellos les falta, cuando de sobra saben, que nadie mejor que uno mismo para responder de tus actos, hacerse cargo de sus consecuencias y aprender de ellas.

Pero de todas estas personas que han llegado a mi vida, esas que en su día tomaron la determinación de cargar con la pelota, y decidirse a patearla, de todas ellas, he aprendido algo muy importante. Sin lugar a dudas, la seguridad ante tus actos. Y es que cuando tienes frente a ti a una persona segura, sabes de ella, que ya nada se le puede poner por delante. Nada más "temible" pero a la vez "agradable", que encontrarse a una persona segura. Esa seguridad y firmeza en su decisión, te transmitirá, que estuviera en lo correcto o no, al menos lo hizo asumiendo todas las consecuencias y sin castigar por ello su conciencia.

Aunque la mayor lección de todas, o quizás el mayor aprendizaje en todo esto, es que a esas personas, no será necesario preguntarle si, una vez que "patearon" la pelota cuando tiraron ese penalti, quizás el penalti de sus vidas, marcaron el gol que pretendían. Porque en definitiva, eso ya no importará. Solo por el hecho de ser lo valiente que fueron para hacerlo, solamente con eso, hará que puedan ganar cualquier partido al que vuelvan a enfrentarse en la vida....




Imagen libre en la red. Fuente de Cantos, 1 de julio de 2016. 




  

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