viernes, 14 de abril de 2017

La Pasión

Todos tenemos una pasión con la cual disfrutamos, con la que nos comprometemos y sobre la cual, profesamos un respeto absoluto, por el hecho que nos aporta cosas positivas a nuestro ser. A veces por esa pasión nos desvivimos, pues suscitan algo extraordinario en nuestro interior. También porque puede ser que incluso forme parte de nuestro trabajo diario. Otras veces, sencillamente nos viene de generaciones pasadas y es por ello que queremos seguir conservándola. Sin embargo hay quienes tienen una pasión sobredimensionada sobre cualquier cosa, y que les impide ver más allá, no concibiendo que otra pasión sobre la misma cosa sea interpretada de distinta forma. No hace falta decir, que cuando esto ocurre, aparece el radicalismo y desaparece el respeto.

A mi siempre me ha sorprendido la forma tan distinta de vivir las creencias religiosas y la manera tan apasionada de entenderlas. No cabe duda que admiro las pasiones basadas en el respeto hacia las opiniones distintas de otros. Tener fe, además de todo lo que conlleva, debería implicar que crees en algo o en alguien, que lo defiendes, pero no por ello significa que tenga más valor que el resto o que deba imponerse a las creencias y fe de otros.

La existencia de tantas religiones y la convicción de que todas ellas indudablemente conducen a Dios, confunde a muchos que realmente están buscando la verdad acerca de Él. Desde luego, los escépticos también señalan la existencia de tantas religiones, como una prueba de que o tú no puedes conocer a Dios, o simplemente Dios no existe.

Mucha gente no quiere creer en un Dios que demande rectitud y moralidad, así que se inventan un Dios que no haga tales requerimientos. Mucha gente no quiere creer en un Dios que declara que es imposible que la gente gane su propio camino al cielo por medio de sus buenas obras; así que ellos inventan a un Dios que acepta a la gente en el cielo si es que han llevado a cabo ciertos pasos, seguido ciertas reglas, y/o obedecido ciertas leyes, al menos hasta donde pueden. Mucha gente no quiere relacionarse con un Dios que es soberano y omnipotente; así que imaginan un Dios que sea más bien una fuerza mística, que un Dios personal y gobernante del universo.

Como la potencia de cada religión consiste en sumar el mayor número de adeptos y que los sitúe en una posición de mayor credibilidad, siempre es bueno escuchar cuántas más versiones mejor. Y casualmente ayer fui a ver la famosa "madrugá" de Sevilla, donde los creyentes cristianos recrean bajo su fe, la pasión que vivió Cristo. Es una religión más que conocida por mí, que he sido educado bajo esta fe. Además, aunque considero que actualmente está en decadencia y sufre una importante crisis, es evidente que me produce el mayor de los respetos.

Así quise atestiguarlo anoche viendo la salida de la Macarena, donde se respiraba un profundo respeto, en armonía de una preciosa procesión, con sus nazarenos en silencio portando sus cirios, una banda de música que ponía la piel de gallina, y donde "la guapa", que así llaman a esta Virgen, iba preciosa bajo su manto y sobre un paso engalanado con preciosas flores blancas, pero a la vez llena de tristeza por la inminente muerte de su hijo. De fondo, podían escucharse algunas gargantas desgarrase cantando poéticas saetas. 

Delante mía, tres personas discutían acaloradamente, aunque sin llamar demasiado la atención. El tema de debate era la religión de cada cual, y yo trataba de escuchar de manera prudente pero atenta, pues realmente era una discusión de bastante interés, donde parecían muy puestos en el tema. Al poco me di cuenta que se trataba de tres personas con tres religiones distintas; un judío, un musulmán y un cristiano. 

Afiné el oído todo cuánto pude, me acerqué un poco más a ellos, hasta que miraron atrás y me pillaron "in fragante". No sabía qué hacer, ni qué decir, pero al menos actué con rapidez para excusarme; "disculpen, pero solamente intuí que era un tema interesante y decidí escuchar el debate en el que estaban ustedes sumergidos".

Entonces uno de ellos me respondió muy secamente; "Si de verdad te interesa, puedes venir mañana en el debate que hemos organizado frente a la Catedral. Allí definitivamente cada uno podrá realzar su fe libremente al pueblo".

Tal vez por educación o quizás ya por puro interés, pensé en asistir a ese debate del que me hablaron. Así que esta mañana, con muy pocas horas de sueño, decidí acercarme frente a la Catedral de Sevilla, y ver en qué consistía ese interesante debate. Con muy poca gente en la calle, los vi allí a cada cual portando un enorme libro en sus manos, delante de una mesa, la cual contenía multitud de información de cada una de las religiones. Me puse delante de ellos, y empecé a escucharlos;

"... Dios se compadece de todos, pero realmente los judíos son el pueblo escogido por Dios. Lo dice aquí, en La Torá, que están presentes las principales leyes de la vida y donde todo está escrito. Ningún otro pueblo se asemeja al pueblo judío...".

El intenso debate, hacía que interviniera rápidamente el siguiente;

".... por eso que Dios es misericordioso con todos, pero solo Mahoma es el único profeta. Es aquí, en el Corán donde todo está escrito y atestiguado, por eso que la salvación solo se obtiene escuchando al único profeta de Dios...".

Fue cuando el tercero entró en cólera, y no tardó en intervenir diciendo;

"... Dios es amor y no hay salvación fuera de la Iglesia. O se entra en la Iglesia, o se corre el peligro de la condenación eterna. Es la Biblia la que tiene la verdadera palabra de Dios....".

Aquello subió de tono y no tardaron en comenzar los insultos, el recordar las vergüenzas ocurridas en nuestra historia y las batallas en defensa de cada una de las religiones. De ahí pasaron a faltarse al respeto mutuamente, hasta que aquello se convirtió en un circo o una feria donde todo interés dejó de carecer para mí. Justo cuando me marchaba, se percataron de mi indignación y me preguntaron;

-- ¿Y tú, qué piensas de Dios ahora?-- .

"¡Pienso que el mío, o al menos el que yo conozco, no es tan intolerante, fanático y cruel!".

Al instante, empezó a llover un poco, así que aproveché que la Catedral estaba abierta y entré dentro. Quizás movido por la indignación, me atreví a preguntar para mis adentros; "¿Cómo soportas este circo, Señor?. ¿No ves que han estado usando mal tu nombre durante siglos?".

Y me dijo Dios; "Yo no he organizado el circo. Incluso me habría dado vergüenza asistir a él para ver semejantes animales....".




"La madrugá", Sevilla. 14 de abril de 2017. Fotografías de Jesús Apa.




        

1 comentario:

  1. Me recordaste a un joven de 14 años llamado José Smith cuando confuso estaba en medio de esta guerra de palabras. Su alma lo llevó a refugiarse en las Escrituras. Una y otra vez reflexionó sobre el mensaje que se encuentra en Santiago 1:5
    "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada".

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