viernes, 11 de agosto de 2017

Despertares

Tiene mucho que ver la manera de empezar un nuevo día en cómo nos despertemos, la intensidad con la que lo hagamos y la disposición que tengamos, a que este nuevo día, nos dé cosas positivas. Esto no quiere decir que todo lo que en él pase sea bueno, pero sí que lo que depende de nosotros, irá por el buen camino. Aunque también hay gente a la que le cuesta arrancar por las mañanas, pero después tienen una intensidad aplastante. Pero la positividad es más que contagiosa, con lo cual, es preferible tener un buen despertar a no tenerlo, al igual que es más que evidente que toparse con gente positiva, genera actitudes agradables al instante. 

Y es que no es nuevo decir que la sonrisa es algo vital, más que importante para la salud, sobre todo cuando se trata, claro está, de la sonrisa auténtica y no de la fingida. A la primera, a la auténtica, se la conoce como "sonrisa de Duchene". Este señor, que fue un médico investigador publicó en sus estudios que la sonrisa auténtica era aquella en la que se contraía el músculo que rodea a los ojos. Este músculo, que al contraerse arruga el rabillo del ojo, es un músculo involuntario y, por tanto, solo se contrae cuando uno verdaderamente tiene una sensación de felicidad.

Entonces cuando sonreímos de verdad, aumenta la actividad de la región prefrontal izquierda que es generadora de emociones positivas. Es la señal inequívoca de que no hay simulaciones, y por eso sonreír no solo hace que te sientas alegre y confiado, sino que además transmites esa alegría y esa confianza a las personas que te rodean. Lo que aparentemente es una sonrisa, puede tener un gran efecto transformador.

Y es cierto que cualquiera de nosotros, nada más despertarnos, con nuestra conducta, con nuestra manera de comportarnos desde el inicio del día, podemos cambiar la forma en la que nos sentimos. Hay quienes usan unas fórmulas conscientemente para ello y que les vienen muy bien para su estado de ánimo, y hay quienes sus actitudes positivas le salen de manera innatas. Supongo que el sentirse bien con uno mismo tiene mucho que ver, al igual que lo es el amar lo que uno hace. 

De los miles de estudios que debe haber hechos sobre las sonrisas, la felicidad, la risa y todo lo relacionado con ello, yo sí que he percibido algo muy claro, y es que a medida que nos hacemos mayores, dejamos de reír, o reímos mucho menos. En la niñez podíamos llegar a reír centenares de veces al día. Cuando somos adultos, la cosa cambia, más aún cuando se trata de reír a carcajada limpia, de lo cual para muchas personas pueden pasar meses, por no decir años. Valga la expresión esa de "hacía tiempo que no reía a carcajadas". La risa tonifica los músculos del rostro y las carcajadas generan una sana fatiga que elimina el insomnio. 

Hace unos días en un pueblecito de Lanzarote, en las Islas Canarias, en que nos encontrábamos Helena y yo comiendo en un restaurante el cual nos habían recomendado. Unas preciosas vistas al mar, un ambiente agradable y sobre todo, un pescado fresco del día en prácticamente toda la carta. Un vino blanco de esta tierra realmente admirable y desconocido hasta ahora también llamó nuestra atención, pero no fue nada de eso lo más destacado de aquel sitio, al menos para nosotros.

Tras llevar en ese restaurante algo más de una hora, no pudimos contener nuestra inquietud y a uno de los camareros que nos estaba sirviendo, tuvimos que preguntarle clara y directamente; "Disculpe, ¿podría decirnos por qué todos ustedes, absolutamente todos los que aquí trabajan, están continuamente sonriendo?. Es la primera vez desde que estamos aquí, incluso la primera vez en otros muchos sitios, que vemos algo semejante".

Aquel gesto, tan simple y agradable, nos contagió por completo. La comida supo más rica, el vino más intenso y la sobremesa mucho más agradable. Creo que incluso el resto del día pasó mucho mejor solamente por ser atendidos por personas que no pararon de sonreír en todo su trabajo. Y es que una cosa es la teoría de vivir agradecidos y disfrutar del trabajo, y otra muy distinta es la práctica. En cualquier caso, las personas amables y felices no esperan nada a cambio, ni se ofenden por no haber obtenido reconocimiento ni un trato equivalente.

Entonces recordé esa típica frase tan conocida del tal Confucio que decía eso de "elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar el resto de tu vida". Luego supe que Confucio empezó sus enseñanzas a los cincuenta años, que antes fue funcionario y dejó su trabajo de juez por discrepancias políticas. Dicho esto, si aún no has encontrado aquel trabajo que te apasione, no hay que desesperar, pero quizás este pensador chino aún no conocía otras frases como las de "en todos los trabajos se cuecen habas", pues el simple hecho de llamarse trabajo hace que no sea voluntario. A mí la frase que más me gusta es esa que dice que "en todos los trabajos se fuma...., menos en el de buzo". 

Por eso que el buen humor nos permite también tomar distancia de nuestros problemas, y observar la realidad bajo una nueva perspectiva considerando nuevas alternativas. Cuando reímos desconectamos de todo, además de que sirve para desinhibirnos. Si somos capaces de reírnos de nosotros mismos, somos capaces de manejar el sentido del ridículo y fortalecemos nuestra autoestima. Si aprendemos a gestionar nuestra cara, podremos gestionar nuestras emociones. Por eso nada mejor que un buen despertar.


Por cierto, aquel restaurante de Lanzarote en el que todos sus camareros sonreían, se llama "El Amanecer", por eso que mucho tendrá que ver con el despertar de cada uno de ellos. Y al que finalmente decidimos hacerle aquella pregunta tan peculiar, sobre el por qué todos sonreían continuamente, no era otro que uno de sus cinco dueños, de los cinco hermanos que llevan trabajando en aquel lugar durante 35 años.




Restaurante Amanecer, Arrieta, Lanzarote, 11 de agosto de 2017. Fotografía de Jesús Apa






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