viernes, 10 de noviembre de 2017

El arcoíris

A veces nos encontramos sometidos a situaciones de estrés que provocan, además de la necesidad de la resolución de esos determinados problemas, que no disfrutemos del momento que estamos viviendo. Y es curioso porque son situaciones repetitivas, y que a pesar de pasar por ellas una y otra vez, no conseguimos corregir. En mi caso, estas situaciones y con determinados problemas, y dónde a veces con un estrés añadido, consiguen bloquearme, preocuparme en exceso, y eso hace que deje de disfrutar de otras determinadas cosas del día a día.

Me entristece aún más que me ocurra cuando se trata de problemas cuya solución a veces ni depende de mi, y que en cambio, generan un conflicto innecesario en mi cabeza. Y siempre está por medio la teoría esa de que si algo tiene solución, no merece la pena preocuparse en exceso pues se resolverá. Y si no la tiene, más de lo mismo; ¿para qué preocuparse?. Pero hay teorías que en mi práctica diaria no funcionan de manera tan simple, por mucho que trate de aprender y reaprender de situaciones anteriormente vividas.

La pasada semana mientras iba conduciendo con el coche y bajo una fuerte tormenta, iba sumergido pensando en mis cosas, tal vez en esos problemas de los que antes hablaba. Y fue en ese momento en el que de repente el cielo movió sus nubes, giró sus colores e hizo la magia que a veces hace para llamar su atención. Ante mí apareció un hermoso e inmenso arcoíris. Dejé de pensar por un momento en aquellos pensamientos y se me vino a la cara una involuntaria sonrisa, como un acto reflejo de alegría y alivio ante aquellos colores. Y pensé en que a todo el mundo le produce cierto placer encontrarse con un arcoíris, y trata de contemplarlo hasta que se aleja a su vista.

Siempre resulta algo hermoso, inesperado, y suele aparecer como un regalo que, aunque sea corto en el tiempo, lo aprecias como una de las cosas más bonitas que te ofrece la naturaleza. Y es curioso que al igual que en esta ocasión, aparecen después de un día lluvioso, gris y posiblemente también tras una fuerte tormenta. A pesar de que esperaba que la tarde seguiría con aquellos visos de lluvia y oscuridad, de repente todo dio un giro inesperado y salió un hermoso sol, y con él, un arco lleno de vivos colores que provocaron en mi esa felicidad momentánea, pasajera pero tranquilizadora que estos fenómenos de la naturaleza provocan en todo aquel que lo precie.

De esta manera me acordé de una historia, real, y que a pesar de que ocurrió hace unos diez años, yo la recordé con claridad en ese preciso momento. Fue en Sierra Nevada, California, pero casualmente en un lugar llamado Rainbow Bridge (Puente del Arcoíris).

"Un oso caminaba por el puente cuando dos coches, que lo cruzaban en ambos sentidos, lo espantaron y saltó por la baranda del puente. Logró agarrarse al arco de hormigón de a casi 100 metros de altura. De alguna manera, el oso se las arregló para no caer y quedó atrapado entre los pilares del puente.

Un grupo de especialistas acudió a rescatarlo pero, al estar anocheciendo, no pudieron hacer nada y pensaron que caería al vacío.

Regresaron al día siguiente y encontraron al oso durmiendo tranquilamente donde quedó atrapado.

El rescate no fue fácil, pues el animal se había agazapado en un lugar de difícil acceso. Después de asegurar una red debajo del puente, le pusieron un dardo tranquilizante, lo empujaron para que cayera en la red, lo bajaron, despertó de "su siesta" y siguió su camino como si nada hubiera ocurrido."

El oso cayó del puente, consiguió agarrarse y mantenerse, después se echó a dormir y, mientras tanto, se arregló su situación.

El animal actuó tal cual se debería hacer ante cualquier situación difícil, y donde la mejor solución es tomárselo con calma, no dejarse llevar por el pánico y la desesperación...., y esperar. Y por supuesto, confiar.

A veces, incluso con los problemas de más difícil solución, ocurren cosas inesperadas. Aparecen las soluciones, como ocurre con los arcoíris. Ahí están, pero debe producirse la combinación justa para que salgan a la vista.

Hace poco me enteré que hay arcoíris que se forman al revés, con el arco hacia abajo, al contrario de cómo estamos acostumbrados a verlos. Se llaman arcoíris circuncenital, y tienen la forma de una enorme sonrisa de colores....

Solo hay que tener suerte de encontrarlos, o quizás, si los más comunes consigues mirarlos al revés, veas sonrisas de colores sin esperarlo....



Arcoíris circuncenital. Fuente de Cantos, 10 de noviembre de 2017. Fotografía libre en la red.
  




2 comentarios:

  1. Pues si....cierto....la teoría nos la sabemos....otra cosa es llevarla a la práctica...
    Desde hace 11 años, por una experiencia personal, mi momento del día en el que soy consciente y agradezco un nuevo día, es el amanecer de cada mañana...no todos son espectaculares en colores brillantes , pero si son todos la oportunidad de un nuevo día que te brinda la vida....
    GRACIAS por enviarmelo...😘😘

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  2. Que gran mensaje Jesús. Presisamente así me he sentido desde ayer con exceso de estrés y por cosas muy externas. Es difícil cuando tus emociones se mezclan como licuadora jaja!
    Espero encontrarme con un arcoiris feliz y sonriente. Saludos!

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