viernes, 8 de diciembre de 2017

De la siembra y la cosecha

Después de algún tiempo y varias malas experiencias personales, he llegado a la conclusión de que ser agradecido, solamente está al alcance de unos pocos. Debe de considerarse como un "don", una gran virtud que ya no se ve normalmente. Un gesto bastante difícil de encontrar cotidianamente y que rara vez tendrás la suerte de disfrutarlo en grandes proporciones. Serás afortunado si de cada buena acción tuya, encuentras la respuesta que mereces; ¡un "simple" gracias!. Gente que valore lo que haces, que agradezca el tiempo que te tomas en mostrar tu ayuda, tu trabajo, tu disposición para con los demás. Y digo que debe de estar al alcance de muy pocos eso de ser agradecido porque, de lo contrario, ¿cómo es que cada vez resulta más difícil encontrar gente así?.

¿Cuántas veces has hecho algo y a pesar de que esperabas que te dieran las gracias, éstas no llegaron?

¿Alguna vez te has quedado sin dormir terminando el informe que te pidieron y al día siguiente te han dicho que ya no lo necesitaban y has pensado "¿por qué no me llamaron y avisaron?"

¿Cuántas veces eres tú el que llama a tus amigos, familiares o personas que te importan para preguntar por ellos, que te sientan cerca, o simplemente para felicitarlos por sus éxitos, y cuando llega tu turno, parece que todos se han olvidado de ti?

¿A cuántos les has hecho favores pero cuando tú los has necesitado era como si se los hubiera tragado la tierra?

Un labrador tiene diferentes semillas; las siembra y sin miedo a equivocarse puede decir; "aquí habrá lechugas, aquí saldrán tomates, y en este trozo de tierra, recogeré para el verano un estupendo trigo". Se trata de un saber basado en el estudio y la experiencia, pero también en la lógica y la sensatez.

También es cierto que muchos se consideran campesinos pero sin embargo esperan cosechar sin haber sembrado nada, o sembramos semillas de zanahorias y pensamos que vamos a cosechar cebollas o pepinos. Esperamos cosas imposibles, porque no tenemos ni saber ni experiencia, mejor dicho, carecemos de lógica y sentido común.

Está claro que no hay que hacerse ilusiones: solo cosechamos lo que hemos sembrado. Si tenemos fracasos en lugar de los éxitos que esperábamos, es porque no hemos sembrado nada, o porque no hemos sabido sembrar las buenas semillas. En eso estamos de acuerdo que existe una lógica común y generalizada. Pero, ¿qué nos ocurre cuando estamos convencido que hemos sembrado lo correcto, que hemos utilizado las mejores semillas para nuestro éxito, y en cambio, las personas que reciben el fruto nunca están conformes con la cosecha?

A diario depositamos cientos de expectativas en los otros. Si recibimos lo que esperamos nos alegramos, si no, nos decepcionamos, y nuestras expectativas se frustran. Si bien hay personas que son agradecidas y saben el valor de tus acciones, otras no lo son. Algunas responden con la misma moneda, con similares acciones a las tuyas, otras sin embargo, no. Nunca. Y tú no podrás cambiarla, hagas lo que hagas, te esfuerces tanto como puedas, a esas personas no vas a poder persuadirlas con tu sudor.

Si recibes lo que esperabas, bienvenido sea, considéralo como "un bono extra"; si no, sigue adelante, no te detengas o mires atrás esperando las gracias.

Lo que hagas, hazlo de corazón. No esperes recompensa. El que sirve, es infinitamente más grande que el que es servido. Siembra. Hazlo con la mejor de tus intenciones, ponlo todo en ello. Un día esa siembra se te va a recompensar y la cosecha será grande.

No importa el tiempo que pase, si has sembrado, cosecharás. Por eso que tampoco nunca olvides, que a tu alrededor, también hay gente que siembra esperando una buena cosecha. Tenlo siempre presente y sé agradecido con los demás que al igual que tú, usan las mejores semillas en su vida....



Cabeza la Vaca, 8 de diciembre de 2017. Fotografía de Jesús Apa.



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