viernes, 8 de febrero de 2019

Sesión 2. El vecino. Parte II

-- Realmente mi vecino es un tipo encantador. Se trata de una persona amable, culta, bien formada, y con la que me sentía muy agusto hablando de mis cosas. Digamos..., que era mi vía de escape. Llegaba a casa y me gustaba invitarlo a charlar sobre cualquier tema; desde las cuestiones puramente personales hasta las cuestiones más triviales. Hablaba con él de todo. --

"¿A qué te refieres cuando dices, que hablabas con él de todo? ¿Puedes concretar un poco más?".

-- Pues imagínese usted Doctor, que incluso llegaba a ensayar los juicios de mis clientes con él. Y no solo hablaba de cosas del trabajo. Él conocía mis preocupaciones, mis planes de futuro e ilusiones, mis objetivos personales, hasta cualquiera de mis gustos; mis ciudades favoritas para visitar, mi música preferida u otras cosas de mi ocio particular. --

"Bueno, pues entonces, ¿dónde está el problema en que alguien tenga un amigo a quién contarle sus cosas? ¿O es que acaso había algo más entre usted y su vecino?", insistió el Doctor.

-- Ahí comenzó el problema... mi novio empezó a molestarse por este asunto y a sentir muchos celos de él. Juan, que así se llama mi novio, vive fuera de la ciudad pues trabaja en la capital y viene a casa solo los fines de semana, y cuando llegaba los viernes, yo apenas si tenía nada que hablar con él ya que durante el resto de la semana, las horas se me pasaban volando charlando con mi vecino. A veces, incluso por la mañana iba al trabajo directamente después de haber pasado toda la noche conversando con él. --

"Pero, ¿tu novio conocía todo eso?".

-- En un primer momento no, pero empezó a descubrir mi obsesión con él. Con mi vecino, me refiero.... Comencé a faltar al trabajo, apenas si dormía durante los días de diario y tampoco tenía apetito. Y el fin de semana, cuando mi novio venía a casa, solamente me apetecía dormir. Fue entonces que Juan se asustó, y tuve que decirle la verdad, que durante la semana, pasaba los días casi al completo entera hablando con el vecino...

Me dijo que esa situación iba a provocar que nuestra relación de muchos años acabara y todo se fuera al traste. Jamás vi a Juan tan enfadado..., o tal vez lo que estaba era asustado. No lo sé. El caso es que fue en ese momento que le prometí no volver a ver nunca más al vecino... --

"¿Y fue eso lo que hiciste?", preguntó repentinamente Luisa, la otra mujer del grupo, y que  había estado callada hasta ahora. Tenía un aspecto muy parecido al de Carmen y tal vez se sintió identificada con algo de lo que su compañera estaba comentando...

-- No, no fue así. La tentación me podía, y tal vez Juan sabía que así sería. Una noche, después de regresar juntos de una fiesta, nos acostamos tarde pero al poco de meternos en la cama me sobresalté. No sé cómo, pero estaba segura que el vecino se encontraba en el salón, sentado como de costumbre en esa vieja butaca que me regaló mi padre antes de morir.

Así que me levanté, y fui al salón para comprobar que efectivamente estaría allí. Conversamos durante el resto de la noche, como de costumbre. Estaba deseando contarle mis cosas, todo lo que había pasado con Juan..., sus celos, sus preocupaciones con nuestra relación y todo lo que estaba ocurriendo entre nosotros hasta entonces... hasta que comenzó a amanecer y tuve que regresar a la cama antes que mi novio se despertara. 

Quise ocultarle mi nuevo encuentro a Juan, y me sentía muy nerviosa y estresada por ello, pero al final del día mi novio me confesó que la noche anterior se despertó y me escuchó hablar, que fue al salón y lo descubrió todo. En aquel momento no quiso interrumpirme por miedo a mi reacción y para que no me asustara. Confiaba en que al día siguiente me diera cuenta de lo que estaba haciendo, que recapacitara y resolviera esa situación ya que estaba poniendo seriamente en peligro nuestra relación. --

"¡Vaya!!", - exclamó asombrada Luisa -. "Realmente tienes un novio maravilloso. No todo el mundo es tan comprensivo. Cualquiera en su lugar, hubiera tenido un arrebato de celos al ver a un extraño conversar en medio de la noche con su mujer. No sé que persona estaría dispuesto a aguantar esa escena sin intervenir en ella." 

-- Lo sé. Tengo un novio que no me lo merezco. Fue él quien decidió ayudarme a venir aquí y sé que lo hace por mi bien más que por el bien de nuestra relación. --

El resto de compañeros había estado prestando gran atención a la explicación de Carmen, incluso el Doctor, que esta vez no intervino y decidió dejarla hablar y no seguir opinando. Fue otra vez Luisa la que volvió a interrumpir.

"Pues sinceramente, no creo en absoluto que estés loca. Esas cosas pasan muy a menudo. A veces, cualquier persona puede ocupar un lugar fundamental en nuestras vidas sin importar quien sea o qué papel haya tenido hasta ese momento.

Solamente una pregunta, si me lo permites...-- continuó hablando Luisa --. Has dicho que esa noche habías intuido que tu vecino estaría en el salón..., y allí estaba; ¿acaso tenía él una llave de casa?"

-- No, no, en absoluto, -- contestó Carmen. --. A él siempre le ha gustado entrar en casa atravesando las paredes...



  
Fuente de Cantos, 8 de febrero de 2019. Imagen libre en la red.


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