viernes, 7 de junio de 2019

Las canicas de Mamá

Mamá cumple años. Muchos... y más que sean. Y no sabe bien qué hacer con ellos. Tan generosa como es, podría prestar algunos a quien los quisiera. ¡Eso..., si es que no lo ha hecho ya!. Ella dice que los años son como canicas; a veces las coloca todas sobre la mesa y las observa cariñosamente. Muchas de ellas, están prácticamente nuevas, aunque sean de las más antiguas. Otras, en cambio, están desgastadas, descoloridas o a causa de los golpes les faltan algunos pedazos, lascas..., en general hay una gran variedad de distintos tipos de canicas.

Y a Mamá le gusta colocarlas sobre la mesa. Esta vez hay 71 canicas. Cuenta que en todas ellas ve reflejada su cara. Ahí es dónde aparecen sus recuerdos. Los de niña, los de infancia, más adulta..., y también los más reciente. La veo sonreír cuando se mira en ellas.

A veces, para divertirse, o sencillamente porque le apetece, las mueve para que choquen entre sí, pero siempre de manera delicada. Coloca sus manos sobre ellas y todas las canicas, con sus diferentes formas y colores, van chocando unas con otras emitiendo ese ruido tan característico que hacen que nos traslademos a la infancia. Me da a mi que así es como más le gusta a Mamá soñar despierta.

Es posible que ella piense que cada canica, al igual que ocurre con los años, tenga un sentido especial o hayan significado diferentes cosas en su vida; unas le habrán dado sonrisas, otras disgustos, también las que le recuerdan sus dudas, alegrías, con las que ha sentido soledad, sufrimiento, felicidad, ilusión... Lo sé, porque se lo he preguntado... 

-- ¿Y qué ves en ellas, Mamá? --.

Y entonces me contesta;

"Realmente en todas ellas hay un poco de todo, aunque predomine algo más en cada una. Mira, ¿ves esta? Fue la del año en que tú naciste, y me dio mucha felicidad. Al igual que la de tus hermanos. En cambio esta, ¿la ves? Está desgastada y apenas si tiene color. Significó tristeza y sufrimiento.

-- Y entonces, ¿por qué no la eliminas? Puedes hacerlo con todas las que te hayan traído cosas negativas. --, Vuelvo yo a decirle.

"Claro, igual podría hacerlo, pero ninguna existiría sin las otras. Así es como se han ido sumando en mi vida. Es bueno tenerlas a todas, aquí, sobre la mesa..., ¿y sabes una cosa? que no me arrepiento de ninguna de ellas, por muy desgastada, deteriorada y descolorida que estén".

--Pero..., eso, ¿cómo consigues hacerlo?--

"Claro que es complicado" --, me dice, acercándose a mi odio. "Pero la mejor forma de darle sentido a todo esto, es hacerlo tal cual justo como para lo que sirven las canicas. ¡Tomar las cosas que van pasando en la vida, como si de un juego se tratara!. No por el hecho de perder, tienes que dejar de seguir jugando".

Observo como vuelve a moverlas, despacio, con mucha delicadeza. Sus manos frotan con suavidad las 71 canicas sobre la mesa. Acaba de fijarse en una..., la coge con sus dedos y parece analizarla minuciosamente. La veo sonreír e intuyo, que le están viniendo buenos recuerdos a su mente. Se me ocurre entonces preguntarle de nuevo;

-- Y Mamá, dime una cosa. De todas ellas, ¿cuál es la canica del éxito? --

"Pues no sabría decirte.... En verdad, para mí, el mayor éxito en la vida, sencillamente es ser buena persona. No hay nada más rentable que ser buena gente, aunque sea a largo plazo."

-- Entonces, Mamá, puedo asegurarte que todas son las canicas del éxito...¿Me dejas jugar un poco con ellas?--



Inda. Fuente de Cantos, 7 de junio de 2019. Fotografía de Jesús Apa.








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