viernes, 18 de octubre de 2019

La Reunión

La reunión era a las 10 de la mañana en punto. Eran 5 personas que venían a presentar un proyecto aparentemente novedoso. Todo lo que sean este tipo de iniciativas, siempre conviene escuchar, pues nunca se sabe dónde puede surgir una buena idea. Los 5 tipos vestían de manera elegante y mostraban buen aspecto, o al menos eso me comunicó mi secretaria a través de una llamada interna;

"Están sentados en la sala de espera. Cuando usted me diga, los hago pasar. Definitivamente han venido los cinco señores que solicitaron la reunión", me dijo mi secretaría 10 minutos antes de la hora fijada.

Abrí la puerta para recibirlos, y el primer tipo que entraba fue a darme la mano, pero yo, sin saber por qué, se la negué e incluso lo miré de forma despectiva. En cambio, al resto de asistentes, según iban entrando los iba saludando de manera cordial, e incluso a alguno, hasta efusivamente, a pesar de que a todos ellos era la primera vez que los veía. Los invité a tomar asiento y yo ocupé el sitio central en la mesa.

La reunión transcurría con total normalidad, sin ningún contra tiempo, a excepción de la cara del señor al que le negué el saludo. No dijo ni una sola palabra, a pesar de que percibí que sus socios esperaban que participase activamente. Cabizbajo y avergonzado, dejó que el tiempo pasara mientras yo intuía que al finalizar la reunión, me diría algo.

El caso es que al finalizar la exposición del citado proyecto, les di la enhorabuena por la fabulosa idea que allí me presentaban y los emplacé a un próximo encuentro. Volví a saludar y despedirme de todos los presentes a la vez que los acompañaba a la puerta de salida del despacho, mientras el tipo éste, esperaba en último lugar a que llegara su turno de despedida. Cuando esto ocurrió, y todos los demás ya habían salido, se dirigió a mí y me dijo;

-- Lo siento mucho, doy por hecho que te habrás enterado, bien porque has debido verme, o mismamente alguien te lo ha dicho, y supongo que por eso me has negado el saludo. Pido disculpas por comportarme a veces de esa manera... --

Yo, no tenía ni idea de lo que me hablaba. Quizás el que tenía que pedirle disculpas era yo, por ese acto que, aunque es cierto que fue involuntario e impulsivo, había sido muy desagradable y grosero hacia él. Pero volví a hacerlo, a ser impulsivo, o a dejarme llevar, pues le dije;

"Efectivamente, me he enterado y es lamentable tu comportamiento, y te pido que no vuelvas a hacerlo nunca más".

Se puso totalmente pálido, avergonzado y sudando de manera descontrolada. Cuando consiguió sacar alguna palabra de su boca, me dijo;

-- Te prometo que así será y no volveré a hacerlo --

De nuevo, en un comportamiento inusual e impulsivo por mi parte, le di un abrazo como jamás se lo he dado a nadie, incluso creo recordar que le besé en la frente, y tras darle un pequeño cachete en su cara, como otro gesto cariñoso, le deseé buen viaje de vuelta... 

Al día siguiente, quizás ya con la cabeza fría y un poco arrepentido de lo ocurrido, llegué a la oficina y me dirigí hacia mi secretaria para solicitarle el número de teléfono de este señor y llamarlo para pedirle disculpas por mi raro comportamiento;

"Necesito que me des el teléfono o el contacto de uno de los tipos que ayer vinieron a la reunión. El que era más pequeño de los cinco y llevaba un traje beige..."

Mi secretaria, me miró extrañada, contrariada...

-- No sé de qué me habla. Ayer usted no vino a trabajar, di por hecho que seguías con fiebre... -- 



Fuente de Cantos, 18 de octubre de 2019. Imagen libre en la red.



  


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