viernes, 4 de septiembre de 2020

La trampa

Cocinar para alguien es un verdadero placer, y además, éste se da en ambos sentidos. Quien cocina, consigue relajarse, abstraerse, evadirse, dejar la mente en blanco y, a veces, incluso sirve para encontrar inspiración. Quién o quienes esperan el plato, también disfrutarán llegado éste, quizás en la misma proporción que el cocinero. 

En ocasiones, se trata casi de un ritual de conquista, es como preparar una trampa... Tratas de llamar la atención de tus comensales casi de forma artística, lo haces de manera delicada y laboriosa, y sabiendo que el plato será irrenunciable al deseo. Y lleva su tiempo, por eso me da pena que tras cocinar platos con ciertas dificultades y que llevan mucho trabajo su preparación, solo duren escasos minutos en la mesa. Y por mucho que trates de alargar el momento, el deseo puede más, y acabas dejándote llevar por la satisfacción de devorarlo.

Pero siempre hay que tratar de disfrutarlo con la paciencia que precisa, pues hay que buscar que merezca la pena el tiempo invertido en cocinar, en preparar esa simbólica "trampa" para quien se acerca y ofrece su paladar.

Tras este pensamiento, me acuerdo de aquella pobre araña...

"La araña trabaja y trabaja sin cesar. Teje pacientemente esperando que llegue el momento en que la presa caiga en sus redes. Ha nacido para eso, es innato. Es meticulosa y pone un enorme empeño en la perfección de las formas de su tela, fabricando una seda elástica, fuerte y pegajosa, que servirá para sostener el tiempo suficiente a su presa antes de ser devorada.

Lleva bastante tiempo en su obra, pero ya está a punto de finalizarla, tal vez unos días más, y todo estará listo.

Pero la presa ha llegado antes de tiempo, y la araña no se lo esperaba. Pero da igual, la trampa hará su efecto, pues ese era el objetivo.

Y ahí está la mosca, atrapada, indefensa y esperando a ser comida. Porque, ¿qué puede hacer ante ese trágico final?

La araña comienza a escalar por su propia red, ansiosa y acelerada, también nerviosa, pues es su primera vez. Justo ahí, piensa que debe ser paciente, disfrutar del momento, más aún después de tanto trabajo tejiendo. Se acerca a la mosca, la mira detenidamente, pero de repente queda asombrada. Jamás había visto unos ojos tan hermosos.

Es en ese momento en el que el arácnido, fue quien perdió su libertad... 

--- ¡¡Hay ojos que son una verdadera trampa!! ---, pensó la araña, perdida de amor...

Cabeza la Vaca, 4 de septiembre de 2020. Imagen libre en la red.

   

 

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