viernes, 4 de junio de 2021

Mi Hada

El pequeño ruega e implora que venga su Hada. Está acurrucado en su cama y no puede dormir. Fatigado, descompuesto, reclama una y otra vez su presencia. La Hada por fin llega, derramando disculpas por la tardanza con su suave tono de amor. 

"¿Qué sucede cariño? ¿Va todo bien?"

Como por arte de magia, el miedo se va esfumando...

-- Hay un monstruo enorme, que me persigue. Por mucho que yo corro, él acelera aún más y me da alcance...

"¿Y eso cuándo ocurre?"

-- Siempre que cierro los ojos. --

"Eso es fácil de resolver, deja que yo los cierre contigo...!

La Hada cerró los ojos, al igual que él, y lo tomó de la breve cintura, dejando al instante de recordar el por qué de la persecución. Ahora ambos se enfrentarían al monstruo, y a cualquier otro obstáculo en el camino. 

La Hada se aleja, sonríe y deja al pequeño dormido. Va a su retiro, pone la varita mágica en su estuche y se tiende sobre la cama. Cierra los ojos, sabiendo que cuando el sol de la mañana se estremezca, seguirá sorteando sus próximas batallas, sus otros monstruos con los que combatir. Porque una Hada, cuando es madre, nunca deja de luchar por sus hijos.

Gracias a Dios, mi Hada sigue conmigo, y su varita, sigue haciendo magia cada vez que un monstruo se me acerca... 


Oporto, 4 de junio de 2021. Fotografía de Jesús Apa.

   

No hay comentarios:

Publicar un comentario