viernes, 18 de marzo de 2022

Historias del malabarista

Ha sido esta mañana en Lisboa, cuando mientras esperaba en la recepción del hotel, observé cómo un señor aprovechaba el semáforo en rojo para ponerse frente a los coches parados y tratar de hacer lo que mejor sabía. Llevaba a cuestas una escalera que, llegado el momento, apoyaba en un perfecto equilibrio, subía varios peldaños y comenzaba su ejercicio de malabares. 

Tras observarlo en unas pocas ocasiones, percibí que rara era la vez que no se le caían las mazas que manejaba, y tenía que repetir el ejercicio varias veces de cada ocasión. En un comentario que hice al mozo de recepción, obtuve una tremenda respuesta, que pasa a ser esta historia;

"Pues parece que no se le da muy bien esto de los malabares"

-- Antes lo hacía de manera perfecta, pero muchos meses atrás un conductor se despistó y lo atropelló con su coche. Tuvo varias fracturas, en las dos piernas y también en brazos, y tuvo que quedar largo tiempo en el hospital. La gran suerte fue, que el señor que lo atropelló, y que le prestó inmediatamente ayuda y socorro, resultó ser un millonario inglés, que le dio una generosa suma de dinero. Aún sabiendo que con el dinero recibido tiene asegurada su subsistencia hasta el final de su vida, diariamente sigue viniendo a este semáforo --, me dijo el chico de la recepción.

"Algo buscará", le dije impresionado y sorprendido.

-- Cierto, así es. Lo que busca, es volver a ser aquel tipo que hacía sus malabares de forma perfecta. Cuando algo o alguien cambia tu vida, y tienes que empezar de cero y quieres volver a ser tú mismo, todo es cuestión de entrenamiento... --  



Lisboa, 18 de marzo de 2022. Fotografía de Jesús Apa.




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