Se veían al final de las cataratas todos los atardeceres, justo cuando el río dejaba de ser violento y ruidoso. A él, le decían que no se fiara de las mujeres del agua. A ella, le prohibían el trato con los humanos.
No hablaban, solo se observaban en la distancia. Ella jugueteaba con sus habilidades y cantaba dulcemente. Él, que tenía miedo al agua, solo dejaba beber a su caballo. Luego cada cual, se iba por su lado, incapaces de desobedecer a sus familias, aunque en el fondo, sabían que tarde o temprano, ganaría el amor...
Cataratas de Iguazú. 14 de septiembre de 2022. Fotografía de Jesús Apa
No hay comentarios:
Publicar un comentario