viernes, 10 de octubre de 2014

Via dell´ amore

Él llevaba varios meses esperando ese viaje, y por fin había llegado el día. El destino era lo de menos. En este caso no le importaba el país que fuera a visitar, el motivo del viaje, las personas que allí iba a encontrarse o lo que en ese lugar fuera a ocurrir. Lo que realmente importaba es que "ella" iría en ese viaje. Porque hay muchas maneras de viajar, solo, en pareja, en grupo, a la aventura o en un viaje organizado. Pero este viaje sería distinto. Él estaba enamorado. Era sin duda su primer viaje así y quería disfrutarlo.

Se despertó temprano cual niño pequeño el mismo día que sale de excursión. Ya tenía su maleta preparada. Lo llevaba todo consigo. Ligero de equipaje. Cargado de amor. Estaba a punto de iniciar esta aventura con la mujer de su vida, y está claro, que cuando uno viaja enamorado, muchas cosas cambian. Es una sensación completamente distinta, apasionante, y cuanto menos, llena de los mejores sentimientos y emociones. Tu actitud no puede ser más positiva y es realmente complicado no salvar los posibles obstáculos que puedas encontrarte en tu camino cuando te acompaña, al menos por unos días, la persona que hace que tu corazón trabaje más rápido que nunca.

Llega el momento de encontrarse con ella, y aunque irá acompañado de más personas en el grupo, solamente tendrá ojos para quien ama. Espera un viaje largo, pero no habrá fatiga alguna. El hecho de conversar con ella, mirarla, sonreírle, darle todas las atenciones posibles, será compensado con cualquier cosa y hará que el tiempo pase volando hasta llegar al destino. Es la manera más cómoda y confortable de viajar. Vas continuamente en "primera clase". Llegada la noche y la hora de descansar, cada cual soñará con los días hermosos que le esperan, con los momentos que compartirán juntos y que, a buen seguro ,colmarán sus mejores recuerdos de amor. Al menos así será para él.

Empieza un nuevo día, y su único objetivo es compartir las horas con ella. Visitar la ciudad que le toque, no importa cual, y prestarle todas las atenciones habidas y necesarias para complacerla. Es muy posible que él se pierda parte del paisaje, dejará de prestar atención a cuantos monumentos o edificios visite. Solo tendrá ojos para ella. Su manera de hablar, de caminar, de moverse, conseguirá seducirle hasta límites desconocidos y copará toda su atención. Aún no puede plantearse si verdaderamente ese amor no sería perjudicial.  Todo aquello que le va ocurriendo va acompañado de un aura ilusorio, sobrenatural. Llueve, y la lluvia le agrada, le estremece. Ésta da paso al arco iris, el cual nunca tuvo tantos colores como ahora. Y los rayos de sol jamás podrán brillar más que sus ojos.

De ningún modo podría pensar que iba a disfrutar tanto de ese viaje. No sería lo mismo sin la presencia de ella. Jamás las calles por las que pasaba, las plazas que cruzaba y los lugares que visitaba se llenaron de tanto amor. Como sacado de un sueño, pasean ignorando las personas que van a su alrededor, llegando a un lugar mágico, donde la primavera se encarga de engalanar la calle, suena música a sus espaldas, los acordes de violín visten la atmósfera de color fulgurante y dan paso a la misma vez al sonido tenue que produce la felicidad. Está en su mejor momento con ella, en la cima de la montaña rusa, en el punto más álgido de locura y ceguera que produce el enamoramiento. Podría decirse que se encuentran en el lugar más mágico del mundo. Están en la "calle del amor". 

Ha pasado unos momentos increíbles, inolvidables, y donde el corazón ha sido el principal protagonista. Pero llega el último día, y como en todo viaje, que en su regreso te recuerda de donde vienes y cual es el lugar al que perteneces, empieza a sentir como baja de su montaña rusa particular. La aflicción se va apoderando de él. Ahora la lluvia le golpea amargamente; sabe que detrás de ella no habrá otro arco iris ni un sol con suficiente luz para iluminar la oscuridad que empieza a sentir. Por un tiempo, la música sonará quebrada y la primavera girará sobre sí misma. Se resiste a abandonar ese sentimiento de adoración y pasión. Esa sensación de cerrar los ojos y soñar con ella, y donde incluso a veces conseguía dormirse. 

Porque es cierto que el amor todo lo puede, pero hay cosas por las que ni el mejor corazón está preparado. 

Ella pertenecía a otro...



Vía dell´amore. Pienza. La Toscana. Italia. Fotografía de Jesús Apa.

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