viernes, 26 de diciembre de 2014

Cuento de Navidad

Hoy es el día de Nochebuena, y a diferencia de otros días, James no ha tenido que madrugar para ir al colegio. Cada mañana, pasa a recogerlo el chófer que manda su padre, un influyente banquero inglés, en un lujoso coche de los muchos que tiene, y lo lleva al Cameron House School, un prestigioso colegio del barrio de Chelsea, lugar donde también vive James, y que a pesar que su colegio está a pocas manzanas, siempre le gusta llegar a clase de esa manera. Tiene solamente 10 años, es hijo único, y vive solo con su madre, ya que sus padres se separaron cuando él apenas tenía 3 años.

Anib, de 10 años, se despierta en la pequeña ciudad de Opuwo, en el país africano de Namibia. Es el pequeño de 5 hermanos, aunque por poco tiempo, ya que un sexto viene de camino en la barriguita de su madre. Pertenece a la tribu de "los himba". Hoy, a diferencia de otros días, no ha tenido que recorrer a pie los 7 kilómetros que distan a su escuela, y ello le ha permitido ayudar, desde bien temprano, a su padre en las tareas del campo. Desde que su madre quedó embarazada, él es el encargado de la parte de huerto que ella cuidaba, y hoy, día de nochebuena, espera tener una buena cosecha que poder llevar a casa.

Hoy James pasará el día en casa, esperando la llegada de su padre, quien lo recogerá para pasar la cena de Nochebuena en casa de su actual mujer y sus hermanastros. No es algo que le agrade en absoluto, pero todo su tiempo lo estará dedicando a explorar los nuevos juegos de la "PlayStation" que le han regalado, y con ese entretenimiento pasará el resto de las horas. Apenas si presta atención a las instrucciones que le da su madre para dejar toda la casa bien cerrada, antes de irse ésta, que aprovechará estos días que no estará a cargo de James, para pasarlo con su nuevo novio.

Anib mira de reojo a su padre, para que éste no lo vea descansar los pequeños periodos de tiempo mientras cava la dura tierra, y así muestre su vigor en el trabajo, al igual que hacen todos los días sus hermanos mayores. Así, su padre se sentirá orgulloso y podrá confiar en sus manos parte del trabajo cuando Anib acabe la escuela. Además, hoy está especialmente contento, puesto que la tierra ha dado los frutos esperados, y en especial en su huerto, el de su madre, el cual dignamente ha mantenido durante toda la primavera con un excelente rendimiento.

Alguien toca el claxon repetidamente en la puerta de entrada, y el ruido del juego de guerra al que juega James, apenas si le permite escucharlo. Rápidamente, se levanta del suelo, coge la bolsa con algunas pertenencias que le había dejado preparada su madre, y sale hacia el coche de su padre, quien lo espera dentro del mismo, con fuertes aspavientos mostrando su enfado mientras habla por teléfono. Se monta junto a él en el asiento trasero, y éste ordena al chofer que inicie el trayecto a casa. El tráfico es lento, y hace que el viaje resulte pesado para James, quien no deja de pensar en como pasar de fase en la partida que acababa de dejar a medias en "la Play". Su padre no deja de hablar y gritar por teléfono en todo el trayecto, y solamente interrumpe ésta actitud, para decirle a James que tiene que encargarle algo cuando lleguen a casa.

Anib y su padre, esperan al resto de sus hermanos para poder cargar todas las verduras y hortalizas que han recolectado en el día de hoy. Mientras tanto, Anib le pregunta a su padre si cuando él era pequeño también celebraban la Navidad. Éste sonríe, y le explica que antiguamente, pero al igual que ahora, la Navidad es donde se pone de manifiesto el amor hacía la familia, el respeto a nuestros queridos, de compartir lo que tenemos, y un momento de entrega a lo espiritual. Se honran las distintas costumbres, y principalmente son días de paz y de perdón. Anib escucha atentamente, queriendo absorber toda la información que le da su padre, para así poder aprender todos los valores de una familia de la cual se siente orgulloso. Al poco tiempo llegan sus hermanos, cargan con las cestas de todo lo recogido, y Anib hace lo propio con su pequeña pero no por ello menos pesada cesta de verduras. "Justo antes de llegar a casa, debo pedirte algo", le dice su padre a Anib.

"Debes envolver todos los regalos que mi secretaria compró para tus hermanastros", le dice su padre a James. Éste, aunque furioso, acata la orden a regañadientes, y más aún cuando entra en la enorme habitación que tiene asignada en casa de su padre, y observa la montaña de juguetes y regalos que hay sin envolver y que le tendrá ocupado un buen rato. Su mal humor, aún es mayor, cuando comprueba que sus hermanastros recibirán mejores regalos y juguetes que él, al cual su padre "solamente" ha podido comprarle la última video consola en "3D" del mercado, con los 10 mejores juegos que existen en la actualidad. Aún así, piensa que es Navidad, época de regalos y caprichos, y así le será más llevadera la tarea que su padre le ha encomendado.

"Tus hermanos y yo, iremos al mercado a intercambiar nuestras cestas de verduras por algo de carne, y así junto con la recolección de tu cesta, podremos hacer una cena especial para tu madre y el bebé que espera. Así pues, tendrás que entretenerla y que no se dé cuenta de la sorpresa", le dice su padre a Anib. Éste, abre su boca con una enorme sonrisa, por la tarea que se le ha encomendado, y porque la idea de su padre no puede ser más brillante. Entra en la cabaña, y le muestra orgulloso a su madre la cesta repleta de verduras que pertenece a su huerto. Ésta, le da un enorme abrazo de gratitud, y al preguntar por su padre y hermanos, pícaramente Anib le contesta que han marchado al río a por agua.

Sentado en la esquina de una enorme y lujosa mesa, junto a su padre, James observa toda la comida que se le presenta ante sus ojos. Pavo asado, carne de varias clases, todo tipo de pescados, bebidas y licores llenan la mesa. Todos llenan su estómago con todos esos de manjares, beben sin parar, y apenas si hablan entre ellos, haciéndolo solamente para pedirse entre ellos que les acerquen algún plato o llenen sus copas de vinos y bebidas. Al finalizar, y antes de servir los postres, James es testigo de cómo su padre ordena al mayordomo que traiga los regalos que James ha envuelto. Todos se levantan contentos y con enorme expectación, en especial sus hermanastros, los cuales abren sus regalos ansiosos, y los ojean con atención. James lo observa todo desde la esquina de la mesa, furioso por ver cómo los regalos de los demás son mejores que el suyo. A pesar del pequeño momento de euforia, en el momento de servir el postre, cada cual vuelve a empezar a comer, dejando el regalo a un lado como en el olvido. El padre de James, mira a éste y le pregunta, "¿por qué demonios tienes esa cara tan seria y estás tan furioso?". Éste le mira, y le dice, "odio la Navidad".

Anib ha acompañado a su madre al paseo que ésta hace antes de la caída del sol, como todos los días. Mientras se acercan de regreso a la cabaña, pueden distinguir el humo que sale de ésta y que contrasta con el rojizo cielo africano. Incluso Anib puede intuir y hasta oler el guiso que han debido de estar preparando su padre y hermanos mientras su madre y él estaban ausentes. Ésta, con cara de sorpresa, mira a Anib, que no puede parar de reír durante los pocos metros que le quedan hasta llegar a donde les esperan. Su madre le acompaña en las risas, y comprueba que el resto de su familia hace lo mismo cuando entra en la cabaña y los ve a todos sentados en círculo, con dos huecos libres al lado de su padre, que les indica que sean ocupados por ambos. En el centro, una olla con un delicioso guiso de carne, y una fuente de verduras que llenan de color todo el espacio que ocupa. Mientras van pasando la comida en círculo, el padre de Anib observa que éste no deja de sonreír, y le pregunta, "¿por qué estás tan feliz y alegre hijo"?. Anib le mira, y le dice, "me encanta la Navidad"!!!.



Fotografía de "África llora".






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