viernes, 9 de enero de 2015

Je Suis Charlie

Justo aterrizo en París y la noticia vuela por todo el aeropuerto. Horas antes unos terroristas han acabado con la vida de 12 personas, de los cuales, 11 son periodistas de una revista satírica. El país se encuentra en alerta, y aparentemente me acompañará el miedo en toda mi visita a esta ciudad. 

Ese miedo que siempre duerme en cada uno de nosotros, y solamente despierta para ponerse en guardia y a la defensiva ante una situación de pánico. Un miedo, que si no es controlado puede resultar catastrófico para cualquiera. Pero en esta ocasión, el miedo ha despertado con ganas de lucha, y no de huida. A medida que van pasando las horas, la ciudad despierta, habla, incluso grita. Manifestaciones, pancartas, carteles, pintadas y un sin fin de anuncios que dicen al unísono que todos somos "Charlie Hebdo", nombre de la revista donde se ha producido el atentando. 

Hablo con algunos parisinos queriendo saber, y su actitud es clara. "Aún no hemos 
detenido a los terroristas, pero no tardaremos. El país entero luchará contra este crimen"

Al día siguiente de los atentados, decido penetrar íntegramente en las ciudad. Recorrer sus calles y entrometerme en la vida de la gente cual ciudadano más. Emociona como a las 12 del mediodía el país entero se paraliza para guardar un minuto de silencio. Incluso los vehículos que circulan por las vías se echan a un lado, y sus ocupantes bajan del coche para ponerse de pie y ser cómplices de este silencioso homenaje. Justo este momento lo vivo frente a la majestuosa catedral de Notre-Dame, y realmente es una estampa emocionante. Acabado ese minuto de silencio, la gran campana de la catedral, llamada  "Emmanuel", y que no toca más que en días de fiesta, decide ser la primera en protestar por tal barbarie con un sonido más grave que nunca. Una catedral con cientos de años "habla" en señal de protesta de esta manera.

Esa misma noche,  mientras recorro el río Sena en barco, y por primera vez en muchos años, soy testigo de como la famosa Torre Eiffel apaga sus luces durante 5 minutos en señal de duelo y protesta. Pero más lejos de cualquier miedo, lo que percibo es todo lo contrario. Valentía y rabia, no solo mostrada por los propios parisinos, sino reflejada aún más por cada uno de los principales monumentos de la ciudad y expresados de cualquier forma, esta vez con un imagen que dará la vuelta al mundo. 

Sin lugar a dudas habrá un antes y después para esta ciudad. Aunque vayan pasando los días, nada será lo mismo, pero a buen seguro, esto hará más fuerte a la ciudad. Escuchando y leyendo las miles de historias que acompañan a París en toda su vida, ésta será recordada como aquella en la cual, unos asesinos, quisieron robarle a unos periodistas su libertad de expresión, pero que el tiempo descubrirá, que precisamente causará un efecto contrario.

No puedo negar que mientras recorro las calles, visito cualquier monumento, o tomo un café en cualquiera de los bonitos lugares que me encuentro a mi paso, no cientos, sino miles de policías y soldados del ejército custodian cualquier rincón de la ciudad. Sus coches, al igual que los de ambulancias y bomberos invaden la calles con sus sirenas. El silencio es atronador, y la prudencia es visible. Todo volverá aparentemente muy pronto a la normalidad, pero hasta entonces, el ciudadano camina sigiloso y pensativo. Yo soy uno más, que además de observar y visitar esta ciudad en un estado de luto, trato de ser cómplice del mismo. Sin miedos, claro está, y sobre todo, pensando en que para cualquier francés, hoy su lema cambia para convertirse en "Liberté, Liberté y Liberté"!!!

Je Suis Charlie (Yo soy Chalie). 




Carteles en las calles de París, 9 de enero de 2015. Fotografía de Jesús Apa






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