viernes, 22 de enero de 2016

En busca de la verdad

Hace algunos meses compartiendo un café con mi amiga Pilar, hablábamos de los avatares de la vida; viajes, trabajo, familia, relaciones personales...., en definitiva, las cosas cotidianas que nos acompañan día a día. Pero algo me llamó poderosamente la atención de toda nuestra charla, y es que hubo en su vida una mentira (o muchas), o quizás la ocultación de la verdad, que lo cambió todo. Yo creo que para bien, pero cuando se juega tanto con algo tan dispar, como la verdad y la mentira, siempre alguien sale herido. Porque cuando se miente para provocar un engaño, nada está justificado. 

Las verdades a medias, o las mentiras piadosas, son solamente para los niños.... 

"Ahora que vamos despacio, 
vamos a contar mentiras. 
Por el mar corren las liebres, 
por el monte las sardinas....tralará.
Al salir del campamento, 
con hambre de seis semanas.
Me encontré con un ciruelo,
cargadito de manzanas....tralará.
Empecé a tirarle piedras,
y caían avellanas.
Con el ruido de las nueces,
salió el amo del peral....tralará.
Chiquillo no tires piedras,
que no es mío el melonar.
Ahora que vamos deprisa,
nos contamos más mentiras....tralará.

Pero como ya no somos tan niños, podemos decir que no hay mayor gratitud para el ser humano, (sobre todo para el adulto), que ser siempre fiel a la verdad, y a la misma vez, ser merecedor de la misma. A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas, pero resulta que es justo al contrario. Jamás construirás algo si está sustentado con la mentira, pues llevará implícito la ausencia de la verdad, y al final todo acaba tambaleándose. 

Todo esto es en colación a algo que leí no hace mucho, y en lo cual se ponía de manifiesto que faltar a la verdad, está estrechamente relacionado con la cultura de cada cual. ¡Yo eso no me lo creo! De acuerdo que todos sabemos que los animales, mienten únicamente como estrategia de supervivencia, pero el ser humano, quizás el animal más despiadado, lo hace por puro egoísmo; ni más ni menos, venga de donde venga. Decían que las culturas evolucionan también en el uso de la verdad; ahora los que más mienten son los latinos, antes los americanos, pero en definitiva, la verdad es solo una, la diga quien la diga; la oculte quien se atreva.

Quizás alguna vez te mienta la báscula, lo hagan algunas nubes y estrellas, o tal vez sean los ojos de alguien en quien siempre confiaste. Pero como todos hemos mentido alguna vez, quizás cuando necesites realmente encontrar la "verdad verdadera", esa que pueda cambiar tu vida por algún motivo, haya un antes y un después en el valor que le des a la verdad. Entonces, será cuando vayas en busca de ésta, sea cual sea....


"Me contaron que a un señor, el cual había jugueteado en exceso con la sinceridad, le propusieron ir en busca de la verdad. Así sabría el enorme daño que puede hacerse dando mal uso a las palabras. Él, que enseguida aceptó el reto, pues se mostró convencido que podría enfrentarse a la verdad cada vez que quisiera, llevaba largo tiempo recorriendo gran parte del mundo a través de bosques, desiertos, grandes océanos...hasta que por fin, un viejo sabio le confió el lugar donde encontraría aquello que iba buscando.

-- Tendrás que escalar aquella enorme montaña, y penetrar en una gran cueva que descubrirás cuando llegues a la cima. Allí encontrarás la verdad--, le dijo este sabio.

Después de mucho escalar, por fin estaba frente a la gran cueva. Entró dentro de ella, y descubrió una enorme estancia de varias plantas, donde podía ver miles y millones de velas de aceite. Se sintió extrañado, y dudó si allí encontraría aquello sobre lo cuál lo habían retado. Paseó largo rato por la estancia, hasta que observó que un anciano iba de vela en vela cuidando de ellas.

-- Perdona señor, ¿es aquí donde puedo encontrar la verdad?--

"Sí, aquí es", contestó el anciano.

-- Pero...¡aquí solo hay velas!--, volvió a cuestionar.

"¿Y sabes para qué sirven?. Yo te lo diré", dijo el anciano. "Cada una de ellas, representa la vida de una persona, así pues, a medida que el aceite se va consumiendo, es fiel reflejo de la vida, y significa que a esa persona le va quedando menos tiempo".

-- ¡Vaya!,-- contestó sorprendido. --¿Y podría indicarme usted cuál es la mía?-- preguntó con curiosidad el viajero.

"¿Seguro que quieres saberlo?, ¿de verdad quieres saber la verdad?"

-- Claro que sí, para eso he venido de tan lejos--, exclamó deseoso de saber.

"Está bien, sígueme que te ayudaré a encontrarla".

Comenzaron a buscar por toda la estancia, subieron varias plantas, hasta que por fin llegaron a una pequeña sala, donde el anciano le dijo señalando con su dedo.

"Está allí, justo aquella de la esquina. Aquella es la tuya".

Éste, se acercó a aquella que lo representaba. Pero de repente observó que la llama estaba muy débil, como a punto de consumirse. Sin pensarlo, cogió la vela de al lado, con la intención de verter algo de aceite en la suya. Justo cuando se disponía a ello, y estando a punto de verter todo el aceite en su vela, el anciano le detuvo la mano, para decirle...

"¡Pensé que buscabas la verdad!"



Imagen libre de la red.







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