viernes, 16 de septiembre de 2016

Tudo bem y tudo bom

No conozco mucha gente brasileña, pero las referencias que tengo coinciden con lo que es más que un rumor; "las personas de Brasil son las más optimista del mundo". Hay varios estudios y encuestas sobre la felicidad y el grado de optimismo en todas las personas de los distintos países del planeta, y los brasileños se llevan la palma, rompiendo las estadísticas del placer, principalmente sobre el pensamiento de la "felicidad futura".

Eso sí, según estos estudios, el pueblo brasileño peca de individualista y "no ve al otro", siendo más optimista en relación a su propia vida que cuando piensa en el conjunto del estado. Quizás ese individualismo diga mucho de la situación de un país con dimensiones gigantescas y con unos recursos impresionantes, pero que podría tener su desarrollo y economía en un punto más alto del que actualmente tiene.

Pero sí, haciendo hincapié en esta felicidad y optimismo, aunque sea de forma individual, desde que pisé este país hace ahora una semana, toda la gente que he conocido y con la que me he encontrado, (salvando excepciones, claro), me han transmitido esa "buena onda" que todo país latino siempre tiene presente.

Piensa por un momento, sin conocer nada de Brasil de manera directa, o por haber estado en el país, cómo es o cómo lo has imaginado en tu cabeza, en lo que a cosas positivas se refiere. Tus respuestas seguro que se llenan de colores vivos, increíble naturaleza, clima tropical, playas paradisíacas, gente que a pesar de la desigualdad, se muestran alegres, sonrientes, y con un culto al cuerpo espectacular. Pero sobre todo, un país donde predomina la música; mucha música. Y donde el estilo por excelencia, como no podía ser de otra manera, es La Samba. Pues todo se magnifica aún mucho más, una vez que lo vives y conoces....

Lejos de lo que hayamos podido ver o escuchar sobre La Samba, y obviando esa imagen del típico "Sambódromo" de Río, que no son más que una muestra y exhibición de las escuelas de este tipo de música y baile, La Samba es otra cosa, ademas de ser para ellos más que el himno nacional. Una de las noches pasadas fui a un local para presenciar esta música y ver de paso cómo la convierten en arte. Un local construido de madera, a los pies del mar, usado diariamente por pescadores pero adaptado en ese momento como salón de baile. Del techo pendía una red con conchas dentro de la misma, y por las paredes, colgaban los utensilios ya en desuso de los pescadores. Todo adornado con simbolos y referencias al mar; tenía su encanto. 

Nada más entrar, al fondo del local, ya estaba un grupo de música actuando. Varios músicos de distintas edades y razas tocaban distraídamente sus instrumentos, como si no tuvieran que ver nada entre sí, y en el centro, un micrófono, ocupado por cualquier persona que se atreviera a cantar las canciones más típicas del país; todas ellas de Samba. En uno de los laterales, una pequeña e improvisada barra dónde se servía cerveza, principalmente, pero también otros tipos de bebidas y algo de comer. Ahí probé "la Casinha", una especie de empanada, considerada como la "comida de los pobres", pero yo ahí ya me sentía rico, contagiado por esa música cautivadora.

Pero lo que más me sorprendió sin lugar a dudas era el ambiente. Miraba a mi alrededor y cualquier persona, cualquiera, y de las distintas clases sociales que en Brasil existen, (pues allí se percibían las mezclas), no solo bailaban, sino que cantaban. No solo sonreían para sí, sino que te regalaban sus risas. Y entonces, ya no distinguías al pobre del rico, ni tan siquiera al triste del agraciado. Allí todo era felicidad, al menos momentánea, y al menos mientras sonara la música, que casualmente y valga para ello, nunca paraba, y donde los turnos para con el micrófono no cesaban.

Fue entonces que empecé a entender un poco la forma de vida brasileña, su cultura, o mejor aún, su idiosincrasia. Muestran sin tapujos la felicidad, su optimismo, su alegría....aunque a veces, o casi siempre incluso, carezcan de ella. Pero con la música consiguen parar el tiempo, dejarlo suspendido en el aire. Deben pensar...."¿de qué me sirve quejarme?. Ya pasará...." Con razón es que rompen las estadísticas en eso de la "felicidad futura". Es más que obvio.

Pero volviendo a esto de La Samba, y esta vez en su versión española, pues hubo un cantante puertoriqueño, Hector Lavoe, quién puso voz a este estilo de música con una canción titulada "La vida es bonita". La verdad que podríamos decir que es una apología al optimismo. Una parte de la misma, decía algo así;

Yo sé, yo sé,
que la vida debía ser,
mucho mejor; y lo será.
Pero eso no impide que repita,
que la vida es bonita, bonita y bonita...

Pero ese optimismo dónde más se percibe es en el cara a cara con ellos. Su saludo ya los distingue, sobre todo, el saludo que usan por excelencia, consistente en decirte:
"¿Tudo bem?. Tudo bom".

Es curioso, porque la persona que te saluda, pregunta pero a la vez responde por ti. Te preguntan si todo está bien, y a la vez te dicen que todo está bueno. Ante ese saludo tan contundente, es evidente que de poco te valdrá quejarte o decir que algo no va bien.

Después de casi 24 horas desde que salí de casa, en el viaje que me trajo hasta aquí,  además de lo agotador e incómodo del avión, éste se presentó con bastantes contratiempos, entre ellos, el requerimiento de algunas cosas en la aduana, o el tener que pagar de más, (por el antojo de la chica de facturación), por el "exceso de peso" en mi equipaje, (eso sin contar que más tarde un perro mordería mi mano por dos veces en mi única pretensión de acariciarlo).

Así que nada más pisar Florianópolis, aún con el malestar y enfado de lo ocurrido en mi viaje, rapidamente tuve la primera lección de lo que me quedaba por aprender en este país, pues el saludo que recibí de quién vino a recibirme al aeropuerto, y con una enorme sonrisa en su cara, fue; 

"¿Tudo bem?. Tudo bom...."





Florianópolis, Brasil. 16 de septiembre de 2016. Fotografías de Jesús Apa.






No hay comentarios:

Publicar un comentario