viernes, 7 de octubre de 2016

Tengo prisa

Y es ahora, que ha pasado cierto tiempo, que puedo mirar atrás para ver y disfrutar todo lo vivido. Recordar cómo ha sido y qué he sentido, buscando en los errores que me hicieron más sabio; sobre todo más sencillo. Porque quizás debió ocurrir todo aquello cuánto pasó, que me hizo decidir salir en busca de los mejores días de mi vida. Y sigo buscando, pues debe haber muchos más, no me cabe duda...

Tengo prisa por hacerlo, y que por mirar atrás, pueda tropezar con alguien, y a ser posible que sea una persona como tú. Por caer contigo cien veces, y otras tantas levantarme. Pisar los charcos y mojarme, para que luego seques mi ropa..., y así no dejes de calentarme. Dormir a oscuras y engañarte, diciendo que no te veo..., y así me dejes tocarte. Y espero que me adores, pero aún no sé tus planes, esos que escribiste con tinta de colores y dejaste en alguna parte. Y cada vez que te pregunto, me acusas de cotilla. Es que estoy seguro de que coinciden, con los que guardo junto a mi cama, en el cajón de la mesilla.

Quizás fue poco lo que aprendí, pero no faltó lo más importante; eso de ser feliz, lo aprendí en el primer instante. Amarme a mí primero, lo apliqué rápidamente, quizás en el minuto cero, y no hace falta que lo entiendas, pero si preguntas para que te responda, tendré que serte sincero. Aunque de sobra sé que hay que racionar el compromiso individual y repartir amor por todos lados, aunque quererse a uno mismo, no es ningún pecado. Te aseguro que la soledad no es tan mala, sobre todo cuando decides, a no esperar de nadie nada.

Por eso que entendí, que mejor no andes de puntillas, ni mires de reojo. Para qué andar con "mijinas", si puedes abarcarlo todo. Así que mira bien, fijamente, pero sobre todo, pisa fuerte. Que quien pisa con firmeza, se le ve venir de frente; deja huellas, y no te deja indiferente. Así que ahora quiero ir bien vestido, digamos que elegante. Pero también con bonita ropa, que le guste a quien tenga delante. Tengo prisa por saborear un nuevo café, y mientras espero, oler otro perfume. Y que cautive mi inconsciente; rezo para que en esa espera, sea el tuyo, y que el café estuviera muy caliente. 

Será que tengo prisa, por cumplir otros cuarenta, y que sean suficientes, para entender en un futuro, y por estar más que seguro, de vivir en el presente. De disfrutar de quien tienes a tu lado, visitando a quien está lejos, y mirar solo al pasado, no más tiempo que a un espejo. Como el consejo que me dieron, que advirtiendo del destino, lleva mucha certeza.... "Recorre a menudo la senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que la maleza, te impida ver el camino". Así que cuando llegues, dime algo que no sepa, que me agrade o no me guste, pero dime que te quedas; no te vayas ni me asustes.

Cicatrices no me faltan, y aunque pasaron muchos años, provocan que me cuide, con el daño que causaron, incluso estando en plenitud. Están ahí, y mirar su lado bueno, no hará que las olvides, pero es a veces por las grietas, como entra mejor luz. Es igual que quien teme a las sombras, que no observa lo más evidente, porque éstas no estarían, si no tuvieran una luz presente. 

No sé si pido mucho, pero ya no estoy para secretos. Aunque es cierto que hay algunos, que despiertan mis anhelos. El secreto del amor eterno, el de la paz, el de la conciencia..., podrían ser los mejores, tal vez. Pero quien no desearía descubrir, el secreto de la vejez. Pero antes los primeros, y aplicarlos a la vida. Y amar sin complicaciones, con la conciencia bien tranquila. Entonces tendrías una vida en paz, completa, dichosa y precisa. Dime ahora, si tú no tendrías la misma prisa. Pero sí, querría descubrir el de la vejez, es el mejor, no me equivoco. No sé si pido mucho; igual es hasta poco.

Será que tengo prisa, y voy más rápido de la cuenta, pero pensándolo muy despacio, y si tengo que desear algo, quisiera morirme de risa, cuando tenga más de ochenta. Y dejar pasar más trenes, no es nada temerario, si es un velero de colores, lo que esperas a diario. Pero cuando llegue, rema conmigo. Y rema con ahínco, porque yo tendré cuarenta, pero tú ya no tienes veinticinco.

Tengo prisa, mucha prisa, por eso que voy tan despacio, sobre todo ahora, que he hallado mi gran fortuna. Ahora que he aprendido, que tenemos dos vidas, y la segunda comienza, cuándo descubres que solo tienes una....



Pintura de María Amores. Fuente de Cantos, 7 de octubre de 2016.



   




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