viernes, 7 de julio de 2017

No todo cabe en la maleta

Cualquiera diría que sabe meter su equipaje en una maleta, tenga más o menos pereza para ello. Divisas los días que tienes enfrente, el clima que te espera, las actividades que vas a desarrollar o en las que participaras, y cargas el interior de tu bolsa con todo eso. Además, poca diferencia hay entre todas las maletas que se hacen en el mundo de los viajes. Ahí, en la cinta, mientras esperas la tuya, puedes imaginar el contenido de todas y cada una de ellas. Incluso, la ubicación de las cosas dentro de las mismas y el uso de sus compartimentos.

En este caso hablamos de maletas pasajeras, valga la redundancia, o con las cosas de primera necesidad para tan solo unos días, tal vez unas semanas. Ya sea en un viaje de negocios, de vacaciones y ocioso, o bien, por las circunsatancias que te haya marcado en esos momentos la vida. Distinto es el equipaje que debes hacer para, precisamente, cambiar ésta. Sí, muy diferente es aquel que tienes que doblar, guardar o embalar, cuando lo haces para cambiar tu vida. Dejar atrás el trabajo, las costumbres, los amigos, la familia..., porque, no todo cabe en la maleta.

Es ahí dentro, donde lo primero que debes poner es coraje, determinacion, a la vez que ilusión, sueños, proyectos.... Quizás esa maleta es la que más se diferencia de todas las que van en la cinta, pero cada cual, frente a ella, y viendo el resto pasar, solo piensa en la suya. En como desembalar todo aquello, en como desdoblarlo, en como le quedará puesto en el nuevo lugar que le espera, en ese espacio, ahora diferente, en el que quiere colocar sus proyectos, sus sueños, su vida....

En un nuevo viaje a Finlandia, mi corazón ya iba sintiendose alegre por las nuevas aventuras que ahí me esperarían. En esta ocasión sería muy distinto, pues Helena conocería a mi familia finlandesa, y eso procuraba una experiencia nueva para mí y supongo que para todos. Entonces, que antes de iniciar el viaje, que abres tu maleta vacía, y piensas en qué meter ahí dentro. Claro, que con el equipaje habitual para un país como Finlandia, dónde el clima a lo largo del día puede cogerte por sorpresa cuantas veces quiera.

Y tras la ropa y necesidades personales, llega el turno de los regalos, esos que has comprado con tanta ilusión para las personas que vas a visitar. Y quizás siempre suele ser una de las mejores partes del viaje; cuando llegas al destino y entregas los presentes, sobre todo, cuando la persona que va a recibirlos es una niña que espera lo mejor de ti.

Llegamos al aeropuerto de Helsinki, y ya vas jugando por dentro con ese momento. Bajas del avión y te diriges a recoger el equipaje. Esperas en la cinta, pero la impaciencia no te da para andar con las reflexiones anteriores sobre lo que cada cual lleva en su bolsa de viaje, solo quieres coger la tuya y salir corriendo para tu destino. Ahí que continuas esperando, deseando que aparezca a lo lejos el color, el tamaño o cualquier otra referencia que delate que es la tuya la que sale por la pequeña puerta que se descubre al fondo.

Pero esperas, y esperas, y sigues esperando..., hasta que de buenas a primeras, ves que la cinta se ha quedado totalmente vacía y tu equipaje no ha aparecido por ningún lado. La sensación de impotencia que sientes cuando preguntas por ella y te dicen que la han perdido, no tiene nombre, o tal vez, tiene muchos. El inconveniente que te crean por perder tu ropa de abrigo en este país, es cosa seria, pero la mayor tristeza es la consecuencia de llegar, y no poder ofrecer tus regalos, esos obsequios que has envuelto con tanto cariño para entregar a quienes quieres.

Pero, ¿cómo voy a presentarme sin ellos?. Reclamas, te quejas y maldices..., pero tu maleta no ha venido contigo. Te resignas y tienes que entender lo más rápido posible, que no te queda otra. El "sistema" te traiciona y puede traer consigo estas cosas impredecibles, al menos, estos contratiempos que no esperas que te puedan pasar a ti. Pero entonces que me llega la reflexión con solamente mirar a quien tengo al lado. Y es cuando comprendo cual es la mejor manera de hacer un equipaje, y que no está basado precisamente, en las cosas materiales. Porque, efectivamente, no todo cabe en la maleta.

Eso tambien sientes cuando llegas y te reciben de la manera que lo hacen. Quizás precisamos perder a veces el equipaje para dejar a un lado lo material, lo insensible, lo siemple, lo "más de los mismo".... Porque es cierto, que no todo cabe en la maleta, lo mejor de cada cual va siempre en el interior, no puede tocarse y no necesita ir envuelto en ningún papel de regalo. Tampoco requieres esconderlo ni llevar la intencion de sorprender, porque, cuando uno siente de verdad, es lo primero que los demás descubren....  


Inda. Jurva, Finlandia, 7 de julio de 2017. Fotografia de Jesus Apa.
  

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