viernes, 15 de marzo de 2019

En el omnibus

El omnibus iba repleto, tal y cómo venía ocurriendo en los sábados primaverales. Ella entró y trató de buscar hueco entre la multitud, sujetándose en la barra con su mano derecha. El trayecto sería corto, así que no necesitaría demasiado acomodo. No muy lejos de ella, un chico, aunque atractivo, la observaba descaradamente. Así, de aquella manera que incomodaría a cualquiera.  

En cada parada, del omnibus se iba bajando gente y otras tantas iban subiendo, gesto el cual aprovechaba el chico para acercarse un poco más a ella que, un poco más incomodada, hizo como si no le preocupara tal descaro. De esta forma, poco a poco, y ya justo frente a ella, el chico no dudó en preguntarle;

-- Hacía tiempo que no veía un tatuaje tan bonito --, haciendo referencia a la muñeca derecha de la chica, que dejaba entrever seis dígitos, seguido de tres puntos suspensivos; 651983..., parece un número incompleto. ¿Tal vez se trata de tu teléfono? --

Ella lo miró fijamente, sin responder ni tener intención de ello. Él, con un evidente acto de soberbia, continuó tratando de llamar su atención.

-- ¿Sabes una cosa? Es uno de los tatuajes más originales que he visto nunca. Tan simple como seis dígitos, seguido de tres puntos suspensivos, que dan a entender que faltan tres cifras más, hasta completar tu número de teléfono. Y claro, esos dígitos que faltan, deben estar tatuados en un lugar íntimo, solo a la vista de alguien que lo merezca....¿acaso me equivoco? --

Ella seguía impasible, aunque no puedo evitar mostrar una ligera sonrisa. Tal vez por el atrevimiento de aquel chico, y aunque no le daría pie a seguir con ese descaro, él siguió insistiendo y hablando de manera persuasiva;

-- ¿Ves las letras de mi tatuaje?, le indicó abriendo el botón superior de su camisa y mostrando el lado izquierdo de su pecho. -- En verdad es un tatuaje algo parecido al tuyo. Al menos, también muestra algo sugerente. -- Así, lo leyó para ella de memoria:

-- Érase una vez un chico hermoso que se enamoró a primera vista de una misteriosa chica... --

Deliberadamente volvió a abrochar el botón de su camisa, y mirándole de forma sensual, continuó en su cortejo;

-- ¿Qué tal si hacemos un trato? ¿Que te parece si, buscamos otro sitio, abro de nuevo mi camisa, sigues leyendo un poco más, y así descubres que soy merecedor de conocer tu número de teléfono al completo? --

Ella cambió el gesto de su mirada, se posicionó firme y ahora sí, le preguntó;

"¿Es tuyo el cuento? ¿Tú lo has escrito, verdad?"

Confiado y engreído, se reafirmó;

-- Claro que sí, y puedo asegurarte que es un cuento hermoso, y cómo no podría ser de otra manera, con un final feliz --, guiñándole un ojo.

"Justo tal y cómo imaginaba, sabía que lo habías escrito tú"

-- ¿Entonces? ¿Hacemos el trato? --, volvió a insistir.

Ella lo miró fijamente, esta vez de forma delicada, se acercó a él y le dijo al oido;

"No hay trato que valga. Esta es mi parada..., que tengas un buen día"

-- Un momento..., solo una pregunta más --, volvió a insistirle esta vez con cierto nerviosismo. -- ¿Cómo sabes que he sido yo el que ha escrito el cuento?.

"Muy sencillo de adivinar. A los cuentistas como tú, se les detecta a la legua..." Y por cierto, los números indican una fecha de nacimiento..."

Él, rojo y avergonzado, sólo se atrevió a volver a preguntar; -- ¿Y los tres puntos suspensivos? --

La chica, mientras se bajaba del omnibus, se giró hacia él para decirle.

"Los tres puntos suspensivos los utilizo para detectar a los chicos arrogantes como tú"


Cabeza la Vaca, 15 de marzo de 2019. Imagen libre en la red.





  

  






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