viernes, 10 de enero de 2020

Microcuento; El Genio de la lámpara

En esas que iba el chico, teléfono en mano, que no hacía otra cosa que echarse fotos, retocarlas y subirlas a todas las redes sociales habidas y por haber. Ya pueden imaginar su "profile"; presuntuoso, egocéntrico, narcisista y con un único entretenimiento en su vida que no fuera estar "on line" para sus miles de seguidores.

Qué suerte la suya, que en una de esas ególatras poses para el "selfie" de turno, tropezó con un objeto metálico con el que se llevó un buen susto;

"¡Ohhh, qué maravilla! Si resulta que es una lámpara, como esas que salen en los cuentos y que si se frota, sale de dentro un genio. ¿Será que ésta es una de ellas?", -- comentó mientras hacía un vídeo del momento.

Esta vez dejando por un momento su teléfono a un lado, frotó suavemente la lámpara y efectivamente, tras un espeso humo blanco, salió un genio de dentro. El resto, ya lo conocen...

-- Desde ahora, puedes pedir tres deseos. Piénsalos bien...--, le dijo con su voz grave el genio.

"Poco tengo que pensar, pues lo tengo clarísimo. Deseo tener el teléfono con la mejor cámara del mundo y que tenga una batería inagotable, y además..."

-- Para insensato, para, que ya llevas dos deseos. Piensa bien el tercero --, le interrumpió el genio.

El chico ya tenía en su mano un teléfono de última generación, pero único en el mundo. Ahí tenía concedido su primer y segundo deseo.

"Ya lo sé, mi tercer deseo será..., ¡que quiero ser invisible!", -- volvió a decir el chico sin pensarlo dos veces.

Ahí, el genio se encogió de hombros, elevando sus brazos en señal de asombro, o tal vez de asentimiento, como ese emoticono que simula esa conformidad, y fue entonces que concedió su tercer deseo.

Así fue que lo bloqueó por siempre de Facebook, Instagram, Twitter....


Cabeza la Vaca, 10 de enero de 2020. Imagen libre en la red.




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